Cada vez que siento las partículas de sílice en los céfiros helados de los desmontes, todo se torna a morriña, todo me sabe a copajira, a explotación, a tragedia humana.
Los nombres de los vientos, se escriben con minúscula salvo que estén personificados en poemas o relatos mitológicos: céfiro, austro, bóreas, tramontana.